omos una pareja ecuatoriana, amante de los viajes, la música y la comida mexicana. Tenemos un perro schnauzer llamado Mateo. Somos fotógrafos.

El motor que nos mueve es la eterna curiosidad que sentimos por la naturaleza, los lugares, los objetos pero por sobretodo las personas. Aprender es nuestra obsesión. Aprender de todo y de todos, llevarnos un pedacito de sabiduría de cada experiencia vivida.

Tenemos 5 años de relación, y desde hace 1 año nos dimos cuenta de que no solo podemos compartir nuestra vida, sino nuestra pasión: la fotografía. Por eso decidimos emprender este proyecto que  ha hecho que nuestro hobby ahora sea nuestro “trabajo”. Nos sentimos realmente afortunados.

BIO ADRIANA

Desde que era pequeña me adueñaba de la filmadora de mi papá y la llevaba a todos lados, filmando a mis amigas, haciendo “programas de tv” y en general pasándola increíble con ese aparato en mi mano.

Con el tiempo la sociedad me convenció de que eso no era nada más que un hobby, y en la época no existían estudios universitarios formales de foto o video, así que estudié leyes y ejercí por 7 años. No era del todo feliz y me di cuenta de eso cuando conocí a Christian, que si era fotógrafo y vivía de eso. Dejé todo atrás y empecé a tomar fotos. Decidí seguir mi sueño, por pánico que me diera dejar atrás mi carrera, mis conocimientos, mi seguridad, sabía que era lo correcto porque seguía mi intuición y mi corazón. La creatividad pudo mas que toda la presión del mundo para que me quedara en un lugar donde no quería estar.

Cuando el estrés me agobia, lo primero que hago es planificar una sesión de fotos, o simplemente coger mi cámara y documentar cualquier detalle que me llame la atención. Es el relajante más efectivo.

Lo que más me gusta de hacer fotos es contar una historia que puede ser real o ficticia. Me encanta ver la susceptibilidad de la gente frente a una cámara y como poco a poco, al coger confianza se potencia su personalidad y se sienten libres de mostrarme cómo son realmente. Siento que mi deber es retratarlos con respeto pero con mucha intimidad. Quisiera que cualquiera que vea la foto pueda entrever algo del espíritu de la persona retratada.

Mi inspiración diaria es mi padre, quién falleció a mis 32 años. Quiero que mi vida y mi trabajo lo enorgullezcan, por eso me entrego en cuerpo y alma a cada cosa que hago.

BIO CHRISTIAN

Cuando estaba en el colegio me convencí a mi mismo que debía elegir la especialización economía. Pensé que era lo lógico y lo que se esperaba de mi. Dos años después me di cuenta que me la había pasado haciendo vídeos e inventándome historias con mis amigos que estaban en arte y comunicación. Vaya sorpresa. Terminé estudiando comunicación y publicidad en la universidad, donde conocí la fotografía. Me parecía algo dificilísimo, me sentía intimidado por la cámara y la responsabilidad que conllevaba “ser fotógrafo” (hacer fotos técnicamente perfectas). Sin embargo, saliendo de la primera clase me di cuenta que valía la pena intentarlo; me sentí fascinado por la fotografía y al ver el resultado de mis primeros rollos de fotos, me terminé de enamorar.

En el 2003 me fui a vivir a España y haciendo un gran esfuerzo me pagué los estudios en la escuela de fotografía EFTI, donde adicionalmente, gané un concurso y por ende una beca. El resto de mi estadía en Europa se trató de ir armando mi portafolio. En donde sea, como sea, con quien sea, lo importante era la práctica y un buen resultado.

Actualmente trabajo también en fotografía publicitaria y soy profesor de fotografía. Soy un documentalista de corazón y soy muy curioso, por eso disfruto tanto de registrar los momentos importantes de una boda. Es algo que se da en mi de manera natural.